Si bien las consultas siempre son únicas, cada caso es diferente, encuentro algunos motivos de consulta que se repiten. La infidelidad es uno.
Una vez descubierto el engaño comienza el problema de preguntarse que vamos a hacer con esto. Muchas veces me preguntan que tengo que hacer con una infidelidad. Nuestro trabajo no tiene un destino moral, no se trata de dirigir la vida de los pacientes. Esto es una indicación clara en nuestra profesión, de que lugar tenemos que ocupar. Tenemos que ayudar en cada caso a que encuentren una solución propia.
Me sorprendió un paciente que en el marco de una entrevista de pareja con esta problemática dijo: dejamos de jugar al detective y el fugitivo. Un juego de adivinanzas que no dejaba a nadie tranquilo y que funcionaba como obstáculo para separarse o poder seguir.