Cuando atiendo pacientes, me fijo en la singularidad del caso. Cual es la historia del encuentro, que los mantiene juntos, que los trae a una consulta. Ultimamente la presencia de los teléfonos celulares me llamó mucho la atención. Alguno apoya sus varios teléfonos sobre el escritorio y durante la consulta suenan alternativamente. Pido delicadamente, que si no están esperando un llamado muy importante que silencien los teléfonos. Esto invita a poder estar presente, a relajarse y prestar atención un rato a lo que estamos hablando.
La guerra de los teléfonos entra en la discusión: suena todo el día; no hay un momento de tranquilidad; sólo le interesa ver que hay en el telefonito; tiene clave y desconfío; le revisé el teléfono pero tuve buenos motivos. Estos son algunas de las cuestiones que escucho y se repiten con frecuencia. También las redes sociales son motivo de discusión: fulano te puso me gusta; sólo tenés amigas mujeres en tus redes sociales; quien es el o la que te hace esos comentarios tan sugestivos.
Muchas veces dedicamos tiempo de la entrevista de pareja para desenredar un poco este problema tan común y tan difícil de llevar. El espacio, el tiempo, la atención, la preocupación que ocupa en la vida de cada uno. Sin desmerecer que es una gran herramienta de trabajo y de encuentro social, necesario en la vida actual.